Microplásticos
El plástico es un material polímero, semisintético caracterizado por una gran versatilidad, fuerza, ligereza, estabilidad y facilidad de esterilización. Se utilizan en productos desechables de un solo uso como envases, utensilios para alimentación, bolsas de basura, etc..
Estos residuos plásticos expuestos a la radiación (UV) del sol se degradan y en combinación con el viento y las olas se fragmentan generando los microplásticos. Éstos van acumulándose en ríos, mares y en su fauna. (pueden resistir cientos de años debido a su estabilidad).
Se define como microplástico a pequeñas piezas de plástico, menores de 5 milímetros que, o bien se fabrican con ese tamaño para ser empleados en productos de limpieza o higiene, o bien son el resultado de la fragmentación de piezas de plástico mayores en su proceso de degradación.
Los microplásticos pueden ser fácilmente consumidos por los animales marinos y así entrar en nuestra cadena alimentaria. Están presentes principalmente en el estómago e intestino de estos animales, que generalmente son eliminados y no se consumen por lo que no supone una fuente de contaminación para los consumidores. Pero en el caso de los crustáceos y mariscos bivalvos, al consumirse también su tracto digestivo, pueden llegar más fácilmente al consumidor.
Mejillones, almejas, langostinos y gambas son los alimentos que más microplásticos contienen.
También se han detectado la presencia de microplásticos en miel, cerveza, agua y sal marina.
Actualmente no existe una legislación para microplásticos como contaminantes de los alimentos, pero si hay métodos para la identificación y cuantificación de microplásticos en los alimentos.
Se sabe que los microplásticos atraviesan tejidos y órganos, desencadenando estrés oxidativo, inflamación y daño celular.